Cuando me enteré de la partida del gran maestro del flamenco por excelencia lo primero que me vino a la memoria fue la última vez que lo vi. Fue hace apenas tres años en Córdoba, una noche calurosa donde el tiempo pareció detenerse cautivado por las notas de una guitarra extraordinaria.
Paco de Lucía fue un mito y lo seguirá siendo. Desde aquí quiero rendirle un pequeño homenaje con algunos cuadros donde aparece su eterna compañera y un breve poema de Gerardo Diego, igual de breve que expresivo. Va por usted, maestro.
El majo de la guitarra de Ramón Bayeu
El guitarrista de Manet
Otro guitarrista de Manet
Tocando la guitarra de Renoir
Arlequín y guitarra de Juan Gris
El viejo guitarrista de Picasso
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